“Las cosas cambian. Lo único constante es el cambio. Depende de ti ser adaptable.” (Charles Emmerson, historiador británico-australiano)
Hoy el mundo se encuentra frente a un gran desafío: ante todo cuidar la salud de uno mismo y la de otros con el distanciamiento físico, y a la vez, seguir siendo eficientes en nuestra vida laboral. La pandemia ha alterado la economía global, los gobiernos, los sectores financieros y en general a la población mundial, en mayor o menor medida. Ha impactado también en la relación empleado/empleador.
Dentro de esta relación, el teletrabajo está desempeñando un rol cada vez más relevante. Conocido también como trabajo a distancia, home office, trabajo flexible, trabajo remoto, trabajo a domicilio, entre otras acepciones, es un concepto diferente, vinculado al uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y ha estado más presente en las organizaciones hoy día, como alternativa ante la emergencia sanitaria.
Asumido como una de las modalidades laborales más seguidas, el continuar trabajando en el contexto actual, trae consigo una serie de elementos que deben ser tomados en consideración.
En este sentido, uno de los temas de mayor relevancia es la flexibilización en el trabajo. Ante la situación de emergencia por la pandemia, se tuvo que asumir esta variante sin previa planificación, en aquellos puestos laborales que así lo permitían.
Esta flexibilización implicó cambios en las horas y lugar de trabajo, en la carga laboral, en la gestión del desempeño, en el trabajo en equipo, en los estilos de liderazgo, entre otros.
Los estudios de clima apuntan, desde nuestra experiencia, que dimensiones como la supervisión, comunicación, autonomía y balance vida/trabajo, han sido de los factores psicosociales que más oportunidades de atención y mejora tienen en las organizaciones.
Por otro lado, tiempo es vida. El hecho de que el teletrabajador pueda administrar, planificar, organizar y equilibrar su tiempo, propicia un mayor rendimiento y productividad. Siendo conservadores, la productividad del teletrabajador se incrementa al menos en un 10%.
Bajo la metodología de Home Office, no hay control de entrada/salida; ni chequeo visual de qué hace el colaborador, y qué oficinas visita, por razones de trabajo o no, está ausente la presencialidad del supervisor en la oficina; las horas de trabajo no se contabilizan estrictamente.
Se pasa a trabajar en una mayor medida por objetivos y resultados claves alcanzados. Debe primar sobre todo la confianza, el empoderamiento de los equipos, el trabajo colaborativo, una atención más personalizada; pues cada colaborador tiene una situación particular en casa.
Los millenials, que son una parte considerable de esa población laboral activa, aspiran a trabajar dónde sea, con un sentido de propósito, poco control y mayor confianza, independencia y autonomía. Quieren ser guiados por buenos mentores, prefieren un coach que un supervisor, que sus resultados sean tenidos en cuenta, ser retroalimentados, y que los reten.
Estas aspiraciones de los millenials, que comparten colaboradores de otras generaciones, deben ser tomadas en cuenta también en la modalidad de teletrabajo. Y la responsabilidad principal recae en los líderes, cuyas conductas observables deben estar acordes al nuevo contexto.
Solo que los líderes de hoy fueron promovidos en condiciones normales, y contratados bajo un nivel aceptable de riesgos. Esa persona no es la misma que se requiere hoy para estos tiempos de gran incertidumbre.
Y es que son sus comportamientos son los que mayor impacto y más duradera influencia tienen en los equipos. Los líderes son los que impulsan la cultura que caracteriza una empresa.
Símbolos, sistemas y comportamientos - Pilares de la cultura organizacional. Influida también por creencias, hábitos arraigados, estereotipos, paradigmas, que conforman el quehacer diario de una empresa en su relación interna y con el entorno.
Cultura es, en palabras llanas, el cómo se hacen las cosas en las empresas.
En manos de los líderes está ir alineando la cultura empresarial hacia una mayor confianza, compasión, flexibilidad, humanismo, empatía, comprensión.
Es el tipo de cultura que se propicie en las organizaciones, lo que va a favorecer, o entorpecer, el Home Office, y con el ello, el tan necesario balance Vida/Trabajo.
Estamos frente a un cambio de época, más que una época de cambios. lo que era “normal” es muy posible que deje de serlo.
Hay un gran trecho por recorrer en cuanto a marco regulatorio del teletrabajo, transformación cultural en las organizaciones, estilos de liderazgo, entre otros temas.
Estamos abocados a superar los nuevos retos.
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